Esta temporada está volviendo a quedar demostrado que aquello que parece un viejo tópico del fútbol es una realidad. No es fácil triunfar una vez que se sale del Real Madrid y los futbolistas que abandonaron el pasado curso la entidad lo están comprobando en sus propias carnes. Hace frío lejos del Santiago Bernabéu y, si no, que pregunten a Sergio Ramos, Raphael Varane, Martin Ödegaard y Álvaro Odriozola. Los cuatro se marcharon el pasado verano, buscando un nuevo reto en su carrera y les está costando mucho adaptarse a su nueva vida lejos del conjunto blanco.
El capítulo de bajas en Valdebebas el pasado curso fue sorprendente. Jugadores de nivel top, que aún podían dar de sí en el club blanco, se marcharon buscando nuevas oportunidades vestidos de otro color, pero no les está siendo fácil encontrarse con su mejor versión. Cada uno tenía sus motivos para salir y, pese a recalar en diversos equipos, no hay ninguno de los cuatro que haya logrado tener por el momento el nivel esperado.
Sergio Ramos fue el primero en hacer las maletas. El central tensó la cuerda sobre su renovación en exceso, tanto que se acabó rompiendo. Cuando quiso aceptar la propuesta de la directiva para ampliar su vinculación, que terminaba el pasado 30 de junio, esta ya había expirado. Salió libre y puso rumbo al PSG convertido en una leyenda, pero ya discuten en París su fichaje, al no haber aún debutado con su nuevo equipo. Incluso, según Le Parisien, se plantean rescindirle el contrato.
Tras la marcha del glorioso capitán, le llegó el turno a su compañero en el centro de la zaga. Raphael Varane se planteaba desde hace varios meses la posibilidad de salir y, a falta de una temporada para que terminase su contrato, decidió emprender un nuevo rumbo y fichar por el Manchester United. Ni la llegada de Cristiano Ronaldo ha conseguido meter en la lucha por la Premier a los red devils, donde Varane está notando la ausencia de un jugador de la jerarquía de Ramos a su lado. 15 goles en contra y una bochornosa derrota ante el Liverpool han desatado las críticas en Old Trafford, incrementadas tras el discreto papel en Champions.
Más tarde soprendió el cabreo de Martin Ödegaard. El noruego, al ver que iba a tener que pelear más de lo que esperaba por el puesto y que aún así no tenía asegurados los minutos, acabó seducido por el interés del Arsenal y decidió emprender una nueva etapa lejos del Real Madrid, esta vez definitiva. No le ha podido salir peor la apuesta: tras un mal arranque del equipo, ha dejado de ser indiscutible para Arteta, que ahora le guarda en el banquillo, coincidiendo con la remontada gunner.
El último en salir fue Álvaro Odriozola. En su caso, fue una salida obligada. No contaba para Ancelotti y, al ser el tercer lateral derecho de la plantilla –tras Carvajal y Lucas– decidió irse a la Fiorentina. Cedido durante una temporada en la escuadra viola, el curso comenzó bien, pero el donostiarra ha ido perdiendo protagonismo, siendo relegado al banquillo en los últimos tres partidos.
Otros se quedaron helados en el pasado
No es algo nuevo eso de que, una vez se sale del Real Madrid, es muy difícil triunfar en otro lado. La exigencia a la que se les sometía en el Bernabéu es muy alta, por lo que las expectativas que se desatan en sus nuevos destinos también es máxima y muy difícil de cumplir. En el pasado, no tan lejano, les ha sucedido a varios futbolistas de máximo nivel que abandonaron el club.
El último precedente y más relevante es el de Cristiano Ronaldo. Máximo goleador de la historia del Real Madrid, del fútbol de selecciones, de las competiciones europeas… El luso ha batido todos los récords y, tras ganar la tercera Champions consecutiva –quinta en su carrera– con el conjunto blanco, se marchó a la Juventus. Allí cumplió en el apartado goleador, pero no logró guiar a la Vecchia Signora a su gran meta: una nueva Copa de Europa.
Cómo olvidar en este apartado a Robinho. Convertido durante su última etapa en el Real Madrid en el líder de un equipo venido a menos, fue seducido por el Manchester City en los inicios del jeque en el club citizen. Se convirtió en el primer galáctico en llegar al Etihad, al que se fue para «ganar títulos», pero no lo consiguió. Su carrera como skyblue y lo que vino después pasaron desapercibidos.
Otro que pasó frío fue Gonzalo Higuaín. Salió del club en 2013 y se marchó al Nápoles. De primeras, era un paso atrás en su carrera. Allí fue Capocannoniere, pero no levantó título alguno con los partenopeos. Después fichó por la Juventus, convirtiéndose en el fichaje más caro hasta entonces de la Serie A, donde pasó sin pena ni gloria, marchándose cedido a Milan y Chelsea, antes de irse al Inter Miami.
Caso similar es el de Mesut Özil. El germano siguió los mismos pasos que Ödegaard, aunque en su caso era un fijo en los planes de Mourinho. Abandonó el club siendo uno de los jugadores con mayor calidad y rendimiento del conjunto blanco, rumbo al Arsenal. Allí, cayó en el olvido. Ahora, agota su carrera en el Fenerbahce.
Por último, hay que recordar a Ángel di María. El argentino fue la gran obra de la primera etapa de Ancelotti. Sin hueco en el tridente ofensivo, el italiano se inventó una nueva demarcación, en la que el Fideo partía como interior. MVP de la final de la Champions 2014, solicitió dar un salto de gigante en la escala salarial, a lo que el club se negó y acabó firmando por el Manchester United. No pasará a la historia su rendimiento en Old Trafford y en el PSG, aunque había recuperado sensaciones, la llegada de Messi le ha vuelto a frenar.